martes, 10 de diciembre de 2019

El pánico nuestro de cada día


El pánico nuestro de cada día

El miedo que hemos perdido es el valor que anima la desobediencia civil.

Desde hace nueve años, celebramos anualmente el festival del miedo. Creemos que el miedo es quizás la clave más importante para entender al país y al poder, que siempre ha utilizado el miedo para perpetuarse. Mantenernos con miedo, infundirnos miedo, convertirnos en personas temerosas es la estrategia más importante usada para que alternen el poder de manera impune. Todos tenemos miedo, y siempre la estrategia del poder es vendernos la idea de que para protegernos, nos rodean de seguridad policial y militar, sin saber que también le tememos a la militarización del país. Los miedos que nos paralizan no son solo el miedo a la delincuencia o a la guerrilla; hay muchos miedos que no tienen que ver con eso, sino con el temor a no lograr lo que merecemos o a no alcanzar lo que tenemos derecho.

El miedo a perder el trabajo o al desempleo se convierte en miedo a perder el salario mínimo, sí, es una ironía, pero el poder usa el miedo al hambre para negociar el salario mínimo. También por eso tenemos miedo al poder del jefe o patrón. Miedo a no llegar a fin de mes con el poco dinero que te pagan.

Miedo a que te quiten la casa por no poder pagarla, miedo a que expulsen a tus hijos del colegio por falta de pago. Miedo a que te corten los servicios que ya no son públicos. El miedo de tus hijos a pasar la vergüenza de ser expulsados, de ser acosados por no poder comprar lo que los demás compran. Miedo de las niñas a ser abusadas o acosadas en el silencio cómplice que ampara a los violadores. Miedo a la justicia, a ir a un juez y que te conviertas en sospechosa. Miedo de los padres a que sus hijos salgan por la noche y no vuelvan. Miedo de los padres a que sus hijos enfermen y no sean atendidos. Miedo de las víctimas a no ser reconocidas como tales. Miedo de los indígenas a ser asesinados, y de los líderes, y de los campesinos, y de los afrodescendientes a que les quiten lo poco que tienen y los destierren.

Miedo al escarnio público y a la amenaza de quienes tienen algo de poder. Miedo a la humillación. Miedo a que no le devuelvan la tierra al que se la quitaron. Miedo a los medios de comunicación por divulgar algo contra ti. Miedo a que te etiqueten de izquierda y te amenacen veladamente. Miedo a perder la poca felicidad que has logrado. Miedo a las calles oscuras. Miedo al "paseo millonario", al asalto callejero. Miedo a no tener seguro de salud. Miedo a la inseguridad física y laboral. Miedo a no tener miedo y que te maten o te castiguen. Miedo a la vida, miedo a la muerte. Miedo al cambio climático, a la comida chatarra, miedo a la enfermedad. Miedo al pánico que sembraron el primer día de la marcha y miedo a no saber nunca quién ordenó crear ese pánico.

Todos estos miedos juntos los usa el poder para convertirte en una persona sumisa, silenciosa, resignada. Todos esos miedos han sido derrotados con la marcha. Es una marcha contra el miedo que no la detienen.