martes, 24 de marzo de 2015

Matriz del amor



Sobre amores imposibles, difíciles y ridículos

La idea de escribir a partir de las ideas de otros es natural. La idea de hacerlo a partir de las ideas de algunos genios es muy difícil. Hacerlo bien es un desafío que no quiero asumir, pero lo hago, tambaleándome en medio de sus susurros. el amor esta presente siempre podria decirse sin ningun temor que de los dioses el que mejor punteria tiene e Cupido que siempre esta lli atento a cualquier señal o sintoma para atinar sin misiericordia en el centro del corazon.
  
Hace algún tiempo me ronda, hasta la asfixia, la idea de construir una matriz que reúna dos entradas: por un lado, en la entrada  vertical, la afirmación, dicen que de Gabo, que existen tres vidas: la pública, la privada y la secreta, y por  el otro lado, la entrada horizontal, los tres tipos de amores: los imposibles, los difíciles y los ridículos. Unos del genio de Kundera, los ridículos, otros del genio de Calvino, los difíciles y el otro, los amores imposibles que no recuerdo haber leído libro alguno sobre ellos, pero que permanecen allí en medio de los otros dos y siempre han estado presentes en mi vida de forma casi que ridícula.

Tener o soñar amores imposibles es parte de la vida de todos, muchas veces, en esos amores creamos espacios de libertad que no podrían realizarse de otra manera. Lo imposible en el amor parece estar vedado. Las ensoñaciones vividas en la imposibilidad de consumación sexual de un amor, nutren la imaginación y liberan el cuerpo de la necesidad de otro cuerpo físico. Vivimos enamorados de seres inalcanzables que alegran nuestras noches y que aparecen y desaparecen en medio de nuestra vida cotidiana, nos sacan sonrisas y escapan como fantasmas liberadores de nuestra libido, de nuestra eroticidad. El mordisco de Eva a una manzana imaginaria dejo para siempre la huella de su deseo y en todos, el deseo de ser los primeros en morderla, en disfrutarla.
 
Eva la primera mujer y por eso la más deseada es metáfora y origen de todo lo imposible, parece una paradoja, pero después de ella no hubo pecado original, solo pecados mortales. Origen de todos los amores imposibles la perdida de la  virginidad de Eva sobrevuela el planeta causando estragos y desvaríos, dejando huérfanos a aquellos que por alguna razón buscan en el amor de la madre, el amor perdido, el amor no encontrado, el amor imposible que no es otra cosa, en este texto, que el amor no consumado sexualmente. Eva distante y lejana sonríe de forma perversa ante el deseo desencadenado que como condena nos persigue. 

Eva, María y la Madre serían las entradas de esa matriz imaginaria que cargo como compañera permanente. Cada uno y cada una tendrán la propia. Algunos amigos me han dicho  que en el amor erótico, Dios debe aparecer primero y es probable que lo sea como fuente inspiradora de amores imposibles, para estos amigos dejo suelto el poema de Sor Juana Inés de la Cruz siempre presente en aquellos paraísos del amor religioso: 

 Detente, sombra de mi bien esquivo,
 imagen del hechizo que más quiero,
 bella ilusión por quien alegre muero,
 dulce ficción por quien penosa vivo.

¿Es Él quien persigue a Sor Juana hasta el orgasmo? ¿O es ella que al verlo hace aguas? 

Dejemos a Juana Eros tranquila y sigamos con esos amores imposibles que tienen nombre propio. A los hombres de mi edad y alguna que otra mujer, los perseguía otra Eva, diva ella  Marilyn Monroe, que abrió las mentes a los amores de pantalla que ahora nombrarían como virtuales. Amores imposibles como lo fueron también las que están en  ese listado erótico presente en la mente de todos nosotros: desde la Monroe hasta la Scarlet Johansson pasando por María Félix de la mano de Penélope Cruz, Sonia Braga o mejor sin bragas, Claudia Cardinale, Victoria Abril, Sylvia Kristel, María Schneider, Nastassja Kinski y tantas y tantas como cada cual desea harían parte de ese universo de vírgenes santificadas en la pantalla. 


Estos amores imposibles muchas veces rondan lo ridículo o para ser más exacto, casi siempre terminan en ello, pues la imposibilidad de sexo crea conductas grotescas y casi todos estos amores se resuelven por el camino de la masturbación de jóvenes compulsivos mirando fotos, antes,  pantallas, luego, y ahora  móviles. Alguna vez han conducido a uno que otro al suicidio que no es otra cosa que un amor imposible convertido en un suicidio ridículo. Son amores, además de imposibles, lejanos. Podría afirmar que se disfruta esa lejanía hasta el placer. Amores sin interlocutor y por lo tanto sin conflicto, sexo mudo, sexo verbal. El verbo hecho carne.

 Irían todos en la parte superior de la matriz y los marcaria con una x poco a poco descenderían algunos hasta el inferior y estarían representados con una y. Pocos muy poco amores imposibles transitan hacia amores difíciles, sin embargo, puede ocurrir y se convierte en imposible-secreto.



Los que nombro como amores difíciles son aquellos que alcanzan formas distintas de amor sexual pero que, por razones del carácter de alguno de los dos, no se soportan pero persisten en medio de una pasión vengativa,  los limitados por la  moral dominante, por ejemplo, del mismo sexo o de la misma familia; entre hermanos, entre madre hijo, serían los más difíciles pero a medida que se aleja el lazo de consanguinidad la cosa se puede volver ridícula o normal que casi siempre es lo mismo. 

Se podría afirmar que lo pasional no es ridículo y que en cambio lo rutinario o normal lo es por definición. Te casas y esperas a que la cuestión avance hacia la ridiculez que, paradójicamente, lo hace soportable. El lenguaje es testigo de esa ridícula forma de amar. El uso del diminutivo destruye ya no solo la pasión sino que enternece lo sexual y lo sitúa en el plano de la ternura fraterno maternal en donde es imposible ser libertino. Es cruel el uso del diminutivo en las referencias genitales y así penecito, téticas, cuquita y  también lo es cuando, el cambio de nombre al apodo, se hace en diminutivo: amorcito es destructivo de la misma forma que lo es dame un besito.
 
La tabla muestra, mírela analíticamente,  como mi vida ha sido equilibrada en cuestión de amores. Tantos imposibles como difíciles y de manera inevitable un numero parecido de amores ridículos o de amores que transitaron sin poderlo evitar a la ridiculez. Cada uno puede hacer la matriz según su conveniencia o según su sinceridad pero en esto podría aplicarse la frase aquella que creo era de Wilde: un poco de sinceridad es mala una total sinceridad es fatal.



martes, 10 de marzo de 2015

El pensamiento, un cinturón de castidad

Sexo, mentiras y algo de video


No se sabe con certeza  cuando fue la primera erección ni tampoco cuando  el primer orgasmo. Y menos aún se sabe, a ciencia cierta, si fue primero el del hombre o el de la mujer. El origen de la excitación no ha sido objetivo específico de ninguna de las ciencias y si es  cierto que ese big bang del cuerpo no ha sido investigado, poco podríamos decir del universo infinito de la sexualidad, de la genitalidad y casi nada del erotismo. La especulación nos ronda ya no solo los genitales sino también el cerebro. La mente esta embadurnada  de moralina y con relación a lo sexual naufraga casi siempre por el peso de lo religioso.
Sobre el cuerpo y su sexualidad se han desplegado tantos obstáculos y tantas limitaciones que lo más placentero es la transgresión. También lo más humano: es ella fuente inagotable de renacimientos y es la menos dañina de las prácticas sexuales. La más sana. Si la sexualidad debe ser entendida como territorio de libertad, la trasgresión es la musa inspiradora de todos los placeres y de todas las virtudes sexuales.
La mente encuentra en la transgresión un desafío y las fronteras establecidas por la cultura se  hacen trizas ante la atracción y aguas ante la excitación. El cuerpo sexual una vez desplegado  el encantamiento de la seducción sucumbe, sin ningún remedio, al placer. No importan las diferencias o las similitudes o las apariencias: la atracción, la excitación y la pasión liberan al cuerpo de las prohibiciones y lo meten de manera irremediable en el mundo de lo erótico en donde cuerpo y mente ya no están separados: son uno solo.  Esta la comunión más cercana a la expresión: lo humano.
No existe en lo natural un impedimento a la atracción; los obstáculos y los interdictos son culturales, la idea de una sexualidad única sea heterosexual, homosexual o bisexual son construcciones culturales que convirtieron en prohibido lo que era natural. También son artificiales, es decir, creados por nosotros mismos,  aquellos obstáculos a relaciones mujer joven mujer mayor, hombre mayor mujer joven, mujer mayor hombre joven o rubia con negro y negro con rubia y así hasta la infinidad de formas que toma el mundo de las relaciones. Si miramos con atención la sociedad al poner estorbos a unas relaciones libres pareciera querer defender el territorio supuesto de lo normal o de las conductas correctas produciendo una paradoja: somos libres mientras estemos atados a la cultura, a las normas, a las instituciones.

Son muchas, demasiadas las restricciones: desde las que limitan lo sexual a lo heterosexual condenando lo homosexual o, los que al interior de este tipo de relaciones, podrían darse entre mayores y menores o las que condenan las atracciones que se cuecen al interior de los grupos familiares; padres hijos o aquellas incompresibles de primos o tíos con sobrinas. La condena de aquellos que transgreden las costumbres familiares puede ser más fuerte que las que tienen los del mismo sexo. La atracción que puede darse en cualquiera de estas situaciones es  censurada por la  sociedad y condenada por la familia. El poder de la autorregulación como dispositivo de control moral es tan fuerte que la atracción que pueda llegar a sentir alguna persona  es identificada como desviación o en no pocos casos como locura.
Este mundo de las condenas a las atracciones diversas va más allá de las fronteras familiares hasta llegar a constituirse un universo infinito de los amores prohibidos y de las relaciones sexuales, que vivimos inmersos en una tensión permanente que limita al menos la libertad  de expresión sexual, concepto que podría ser mucho más preciso que el de libertad sexual tan limitado y restringido como el mismo sexo. El amor prohibido tiene así mismo algo anti natural por extensión: el sexo prohibido.

Sobre el mundo del trabajo y del matrimonio también se ha entretejido una maraña difícil de desenredar. No desear a la mujer del prójimo se amplía de forma infinita pues tu prójimo es tan diverso que se hace difícil de precisar. Desde la mujer de tu mejor amigo o amiga  hasta la mujer u hombre casados pueden ser amores prohibidos o condenados. El deseo que puedes llegar a sentir por tu jefa o jefe o por tu subalterno o compañero de trabajo es considerado peligroso para tu mundo laboral y la sociedad despliega sobre él todo tipo de condenas. Si es mujer podría decirse que es una aprovechada y si es hombre lo mismo. 

Es también asombrosa la condena que se ejerce en el campo de lo sexual sobre seres humanos clasificados con diferentes o enfermos. No pueden ni locos ni limitados por alguna razón física o mental hacer parte de la normalidad sexual. Es un mundo repleto de silencios en donde médicos y psicólogos naufragan en diagnósticos, no solo, imprecisos sino también o ante todo morales. Son amores prohibidos pudiendo ser parte de la felicidad de aquellos que por alguna circunstancia están limitados en algunas cosas de la vida, menos en la sexual.

 Todo está hecho un lio. Si te masturbas joven es malo y si lo haces de mayor, puede ser peor.  La sexualidad plena debe emerger como un dialogo libre en donde todos, hombres y mujeres, puedan ejercer la su  expresión sexual como fuente del derecho más humano: la libertad.

martes, 3 de marzo de 2015

Peligro: Zona de Alimentación

4 mil millones de moscas no se pueden equivocar: coman mierda*

Poco a poco se va estrechando de forma eficaz el cerco dominante  del pensamiento prohibicionista o, lo que es lo mismo, aquel pensamiento que en su fundamento despliega el miedo como mecanismo de control. Antes, mucho antes el temor a Dios o al infierno hacía de nosotros sumisos y miedosos seres dispuestos a mucho para no morir en el pecado. Hoy en día, dos grandes corrientes de este pensamiento tienen un matiz casi religioso y sobrevuelan el planeta con el cartel de peligro y por lo tanto usando el miedo para garantizar  su éxito.

Uno es el de aquellos que militan en la causa ambiental o en contra de la destrucción del planeta y que llenos de advertencias nos agobian con el calentamiento global, la capa de ozono, el agotamiento del agua, la desertificación planetaria. Son militantes del miedo a quedarnos sin donde habitar como especie o a morir abrasados por un sol cada vez más ardiente o duchándonos en una lluvia ácida que nos quitara la piel poco a poco y de forma irreversible. De esos ya hablaríamos luego, en otra entrada.

Los otros son radicales de la buena salud y cuya misión carismática es aconsejarnos de manera continua del peligro de la comida y de la posibilidad de ampliar la esperanza de vida, según comas o dejes  de comer unas cosas u otras. Esta cruzada a favor de la vida sana parece encontrar su fuente de inspiración en aquel dictamen de: mente sana en cuerpo sano, una falacia populista que hace creer que si comes bien, puedes llegar a pensar bien o por extensión a actuar bien. 

Algún amigo, fanático militante de estas causas, me explicaba de forma vehemente,  la relación directa que había entre comer carne y ser violento y en el dialogo avanzó sin ningún tipo de rubor hacia la afirmación de que, en el inicio, cuando éramos  vegetarianos, la violencia era menor.  Para este amigo parecía existir la posibilidad de que al convertirnos en vegetarianos o veganos los índices de violencia disminuirían de manera drástica, algunas veces los argumentos de este amigo se encuentran con aquellos amigos de la tierra y ha llegado a afirmar que entre las cagadas de las vacas y sus flatulencias,  el agujero de la capa se amplía sin remedio.

No sabíamos que esta corriente higienista o de la vida sana iba a transitar del tabaco, a la carne y de esta a los huevos, la leche, a los quesos, o últimamente al aceite de oliva, al perejil, las papas fritas  como posibles fuentes de contaminación del cuerpo. Comer, que era uno de los mayores placeres, se está convirtiendo en una aventura muy peligrosa en donde  cualquier decisión equivocada nos puede costar la aparición  de un cáncer, una gastroenteritis aguda o un ataque fulminante al corazón.

La medicina, cómplice de esta militancia, afina instrumentos de medición de los líquidos del cuerpo y nos advierte de forma científica del peligro de los azucares, las harinas o las grasas para el aumento de los enemigos actuales de la humanidad: el colesterol los triglicéridos o el ácido úrico. Estos tres enemigos  del hombre, parece que no tanto de la mujer, se confabulan con multinacionales de las drogas para construir, eso sí, uno de los mercados más rentables de la era post capitalista y una de las institucionalidades más degradantes de la sociedad colombiana actual: el sistema de salud.

Es posible que el triunfo de esta contrarrevolución anti hedonista signifique la pérdida del placer de comer y, claro, la aparición de un ser humano que no podrá distinguir entre la acidez, la amargura o la dulzura y su paladar irá perdiendo la capacidad para disfrutar la infinita diversidad de sabores que se entrecruzan en la boca cuando mezclas vino carne o pan, queso o cualquier otra de las miles de posibilidades que tenemos al cocinar en ese laboratorio de la alquimia de la dicha que es la cocina.

La esperanza de unos y otros de esos militantes de la vida sana  es que transitemos de seres humanos a ángeles, sometidos a la dictadura del miedo a morir  antes de tiempo. Esta mutación hacia la pureza será posible cuando la única fuente in contaminada sea una bolsa de  suero, a la que cual estaríamos conectados felices y sin ningún peligro, mirando el techo de una clínica de cinco estrellas y escuchando música instrumental sin altibajos que te produzcan un sincope.


*Grafiti en una pared en alguna ciudad latinoamericana por allá en los años 60