lunes, 4 de diciembre de 2017

Un año después: La paz en Colombia, la máquina de fango y la estrategia de los dilemas falsos.


Hace unos años, cuando se iniciaba el camino para el acuerdo de paz, fui invitado al desaparecido programa del Canal Capital 'Las Claves'. El tema era el Acuerdo de Paz y todos los panelistas y los moderadores estábamos muy entusiasmados con la posibilidad de que se lograra la paz. En esa ocasión expresé lo que creía era fundamental: evitar que el proceso de paz se convirtiera en un alegato. Algo se logró en ese sentido por parte del equipo negociador.

Mientras tanto, los que se oponían al proceso de paz, hacían esfuerzos gigantescos para convertir el proceso en una alegadera (“Discusión que se repite hasta causar fastidio”)  que les permitiera hacerse visibles ante los medios. Lo lograron de la mano de los mismos medios y también de una estrategia que ha triunfado en varios lugares del planeta: introducir en la sociedad dilemas falsos que tienen una altísima eficacia para crear un escenario del miedo, sensible con mucha facilidad a la manipulación política. A diferencia de algunos analistas creo que, no sólo es un asunto de lenguaje, la estrategia fue y sigue siendo ademas de introducir un lengaje,  poner al ciudadano a fijar una posición ante un dilema falso.

Es mayor  la fuerza del dilema para manipular que  el poder de unas palabras que si bien es cierto conectan con la emoción, alcanzan éxito cuando hacen parte de un dilema. Veamos, la palabra Castrochavismo que es introducida en el debate con el deseo de manipulación, al relacionarla con las FARC y por este camino con la negociación que se desarrollaba, el dilema se elabora y el miedo establecido. El dilema exitoso que quedó rondando en la mente de muchos fue: ”Ud. prefiere que Colombia se convierta en una dictadura castrochavista o prefiere que siga siendo una democracia”.

Ahora bien, construido el dilema falso hay tres cosas esenciales para que logre su objetivo: a) situar en un lado a los buenos y en otro a los malos, b) lograr que los medios incluyan a los defensores del dilema falso en sus espacios en aras de su derecho a la libre opinión y c) Lograr que quienes aceptan el dilema falso como verdadero tengan un alto nivel de radicalización o si se prefiere de fanatismo. No deja de asomarse a mi memoria la idea, que a manera de chiste, funciona muy bien en estos casos de fanatismo militante: “que el pueblo siempre apoya al partido, porque cualquiera que forma parte del pueblo y se oponga al partido queda inmediatamente fuera del pueblo”

Por supuesto que en este caso los malos son los castrochavistas defensores del Acuerdo de Paz, y entre más castrochavistas  identifiques en la política  más fácil será que, quien lo hace, quede como el bueno,  en la práctica es así: De la Calle, Fajardo, Robledo, Petro, Claudia, Clara, Santos son castrochavistas que, no sólo ponen en peligro la democracia colombiana, sino que aliados con las FARC establecerán una dictadura castrochavista. Los medios hacen la tarea invitando a los no castrochavistas al diálogo con castrochavistas, así: un día invitan a José Obdulio contra Robledo, otro día a Clara contra Marta Luciay así hasta hacer pensar que la mentira convertida en dilema falso es parte de la posible realidad: convertirnos en una dictadura del socialismo del siglo XXI. Este dilema falso es muy fuerte y continuará siendo utilizado en las próximas elecciones. El país partido en dos debe elegir, según los promotores, dilemas falsos que se derivaran de este dilema madre.

Otro dilema del mismo tipo que ha sido introducido con éxito fue el de la impunidad. Este, estaba dirigido, no solo a descartar enemigos castrochavistas en el proceso electoral sino también a atacar el proceso de paz en un aspecto fundamental: la Justicia Especial para la Paz. Este dilema también tiene dos componentes: a) es el producto de una negociación entre castrochavistas y por lo tanto fortalecerá el camino para que ellos lleguen al poder y b) es una justicia que creara la impunidad por cuanto los que entran a ella  están por fuera de la sana justicia ordinaria. El dilema falso construido con eficacia  tiene al menos dos claves de manipulación y es planteado más o menos así: “Ud.  Prefiere que se juzgue a los de las FARC por su propio acuerdo garantizando la impunidad  o prefiere que paguen penas por los delitos cometidos.”

El tercer dilema que, enlazado con los otros, intentará crear un escenario electoral favorable para los defensores de los dilemas falsos, es el de la continuidad. Si estamos en un alto riesgo de que al país se lo tome el castrochavismo y la impunidad, debemos evitar por todos los medios,  a través de  la combinación de todas las formas de lucha,  que triunfe una coalición extremo izquierdista liderada por algunos de los que ya están identificados como castrochavistas. El dilema que expresa todo esta estrategia electoral será: ”Hemos estado regalándole el país a las FARC  estableciendo las leyes que favorecen su llegada al poder: Ud. prefiere que eso continúe o prefiere detener la situación que llevará a la patria al abismo.”

El debate electoral  próximo tendrá como protagonistas dos ideas, que se expandieron como el fuego en un bosque seco: la corrupción y el narcotráfico: ambos viejos problemas cuya solución al depender de los mismos políticos ha sido postergada desde siempre. Serán bandera de guerra electoral y así mismo una imagen proyectada de lo que somos, según los políticos. Los dilemas falsos que podrán derivarse de estas dos características del país político y que dominarán las campañas, son fáciles de imaginar.

El lenguaje utilizado marcaba un camino que unía el proceso de paz con el narcotráfico. El país se inundó de coca, decían. Se culminó afirmando que el acuerdo con las FARC era el responsable de esto, es decir, las FARC eran responsables del narcotráfico y de ellas dependía el éxito de que el país fuera o no un narco Estado. Toda esta estrategia venía precedida de la idea promovida por ellos mismos de que este grupo era el cartel de cocaína más grande del mundo.

Este es otro frente de ataque al acuerdo de paz. Y bueno, las mentiras se han construido para poder afinar el dilema falso: Si acabamos con las FARC acabaremos con el narcotráfico, o algo también con una fuerte carga de mentira, si rebajamos el cultivo de hoja de coca se terminará el narcotráfico. Responsabilizar exclusivamente a las FARC del narcotráfico tiene un solo fin: atacar el Acuerdo de Paz  y la más eficaz de las maneras es, según los mismos promotores de la guerra contra el Acuerdo, ir directo contra el mayor cartel de la cocaína. El dilema será entonces del tipo: el narcotráfico es el mayor enemigo de Colombia y fuente de todas las violencias y de la corrupción, Ud. prefiere que se extradite a los narcotraficantes o que se les someta a la justicia creada por ellos.

Construyendo dilemas se puede llegar al poder. Llegando al poder legislativo se podrá con más facilidad hacer trizas  el Acuerdo, pues se tendrá un fast track garantizado de mayorías absolutas. A riesgo de equivocarme la estrategia puede ser esa. Ocupar el congreso a partir del más inquietante dilema falso. El congreso aprobó las leyes sobre el Acuerdo de Paz. Es decir, ya no sólo el Acuerdo es peligroso sino que el postconflicto derivado del mismo es más peligroso. Aquí el dilema falso salta a la vista: ¿Ud. qué prefiere? que el próximo congreso quede en manos de los que entregaron el país a las FARC o prefiere un cambio radical que desbarate lo hasta ahora acordado.

La guerra contra el Acuerdo de paz muestra que, la estrategia de los dilemas falsos, ha sido exitosa en dos aspectos a) logró permear la paz de los acuerdos con el  miedo necesario para tergiversarlos con éxito, es decir, si la paz es lo que viene en los acuerdos, es mejor no tenerlos. Los dilemas falsos lograron que los “significantes”: castrochavismo, coca, impunidad, corrupción, narcoterrorista, entrelazados en forma de dilemas falsos presentaran como falsa o peligrosa la idea de paz negociada b) Logró también que la idea de paz como asunto de interés nacional o como acuerdo de estado fuese convertido, una vez más, en un asunto de los políticos y desde esta perspectiva, introdujo una idea de confrontación-polarización que los beneficia.