Otra vez el asunto de la educación irrumpe como objeto de reflexión. Antes se decía que si no cambiabas todo no cambiabas nada. Ese todo, es la educación. Lo sabemos, pero dejarlo en manos de expertos ha sido el drama. Dejarlo en manos de la religion un experimento fallido. En manos de los privados un negocio. En manos del estado un riesgo.
La tecnologia abruma, la television idiotiza, la politica polariza, la droga estupidiza. La educacion libera. Pero una educacion libertaria en donde los seres humanos no se entiendan como competidores, ni como enemigos.
Como metaforas al aire, dejo estos tres colores, que no son una bandera.
Amarillo. Ayer, cuando la luz entraba descuidada y tenue por la ventana de mi habitación, eran las cinco y cuarenta y cinco de la mañana. Dormido no había podido ver el eclipse de luna pero lo soñé. Después lo vi por INTERNET pero, claro, no es lo mismo. De los tres: el real, el virtual y el de los sueños prefiero este ultimo. Luego entré en esa especie de espacio matutino del dialogo conmigo mismo. Iba y venia en medio de preguntas y respuestas entrecortadas. ¿En que asignatura pondrían los profesores los dos libros de Umberto Eco, Historia de la belleza e Historia de la fealdad? Seria un ejercicio de pedagogía docente. Bien, es seguro que en un muy alto porcentaje todos se inclinarían por la asignatura de arte y casi ninguno, pienso que ni siquiera el de historia reclamaría para si, para la cátedra de historia, los dos bellos tomos. Pero ¿que podría suceder si en una aventura de transformación radical la escuela o la universidad decidiera, supongamos que pudiese, hacer de estos dos tomos la base de la cátedra de historia?
Azul ¿En donde quedarían los héroes y las batallas gloriosas? ¿Quien nos podría enseñar las hazañas de nuestros militares? ¿Las largas y pesadas historias de nuestras liberaciones, siempre frustradas? ¿Como hacer realidad la ficción de La Patria? ¿Podría ser cierto que la belleza de la batalla de Boyacá esta en la mezcla del verde intenso del campo boyacense y la sangre de los que allí lucharon? ¿Como percibir la manera en que la sangre se convierte sobre el pasto en una costra negra? ¿O apreciar el candor de un joven soldado muerto y abrazado a la bandera de lo que le afirmaron era su patria? ¿Cual seria la discusión entre los intelectuales de los dos bandos sobre la belleza de la sangre de Napoleón o la fealdad de la sangre de Hitler?
Rojo bien ya casi debo salir envuelto en mi propio interrogatorio. Salir a un campo de batalla en donde los soldados no están uniformados. Pero alguien diría con razón, M, el viejo alemán, que nos llevo el putas, que ganó el hombre unidimensional. Y no se porque pero estaría seguro de que otros desde esa misma unidimensionalidad jugarían a meterle las jugosas propuestas de los sistémicos: genero, pluralismo, multiculturalidad, vegetarianismos, higienismos y CLARO habríamos creado lo irrefutable: la unidimensionalidad integral y si quieren lo que llaman holístico.
Delira dirán algunos. Es imbécil dirán otros.
Azul ¿En donde quedarían los héroes y las batallas gloriosas? ¿Quien nos podría enseñar las hazañas de nuestros militares? ¿Las largas y pesadas historias de nuestras liberaciones, siempre frustradas? ¿Como hacer realidad la ficción de La Patria? ¿Podría ser cierto que la belleza de la batalla de Boyacá esta en la mezcla del verde intenso del campo boyacense y la sangre de los que allí lucharon? ¿Como percibir la manera en que la sangre se convierte sobre el pasto en una costra negra? ¿O apreciar el candor de un joven soldado muerto y abrazado a la bandera de lo que le afirmaron era su patria? ¿Cual seria la discusión entre los intelectuales de los dos bandos sobre la belleza de la sangre de Napoleón o la fealdad de la sangre de Hitler?
Rojo bien ya casi debo salir envuelto en mi propio interrogatorio. Salir a un campo de batalla en donde los soldados no están uniformados. Pero alguien diría con razón, M, el viejo alemán, que nos llevo el putas, que ganó el hombre unidimensional. Y no se porque pero estaría seguro de que otros desde esa misma unidimensionalidad jugarían a meterle las jugosas propuestas de los sistémicos: genero, pluralismo, multiculturalidad, vegetarianismos, higienismos y CLARO habríamos creado lo irrefutable: la unidimensionalidad integral y si quieren lo que llaman holístico.
Delira dirán algunos. Es imbécil dirán otros.