viernes, 15 de enero de 2016

Palomino, Buritaca




 Bogotá Enero 15 de 2016
Señor
Gabriel  Vallejo
Ministro del Medio ambiente
La ciudad
Derecho de Petición 1
No es fácil exigir derechos cuando la ley poco a poco ha ido permitiéndolo todo. No es la primera vez que visito las playas de Tayrona, Buritaca y Palomino. Tampoco espero sea la última, aunque si las cosas siguen así, podría suceder. En este derecho de petición queremos referirnos solo a Buritaca y en los siguientes haremos lo mismo con las otras playas, las de Tayrona y lo  de Palomino. Son problemas  distintos que conducirán a lo mismo: el desastre ecológico.
Buritaca es posible que sea uno de los lugares más bellos. En termino más precisos un hermoso y frágil ecosistema que puede ser destruido en muy poco tiempo en medio del silencio de todas las autoridades ambientales. O la desidia de aquellos que siendo responsables no hace nada, porque están impedidos o porque son incapaces.

 La situación que Uds. deben conocer mejor que yo, eso espero, ha ido poco a poco sobre cargando ese frágil ecosistema y violentando el espacio hasta llegar a poner en peligro no solo el paisaje, su parte física, playas y rio sino también la fauna y flora del lugar. La sobre explotación del lugar por parte de los responsables de administrarlo no deja dudas al riesgo que se  corre. Eso y la inaudita pasividad de quienes  dicen defender desde el estado los intereses de todos.
En un pequeño espacio han  metido centenares de carpas, decenas de lanchas a motor y decenas de restaurantes sin ningún tipo de control ni de sanidad ni ambiental. Abruma por lo demás el  constante acoso que de parte de los visitantes tienen los monos aulladores y demás fauna que todavía habita ese ecosistema.
Solicito información sobre medidas, acciones o planes que tienen las autoridades ambientales para evitar allí,  una catástrofe ecológica que, en un mediano plazo podrá verse.


Derecho de petición 2

La Sierra, Palomino y el riesgo del desastre ecológico.

Siempre habrá argumentos para defender las iniciativas privadas que con carácter ambiental  ocupan un territorio con inmenso potencial  turístico. El turismo ecológico es una opción cuando se establecen límites y se controla  el uso de la propiedad privada. Siempre, desafortunadamente, en este país, se debe preguntar uno por el origen de esa propiedad que, en muchos, muchísimos casos, son tierras baldías de la nación que en algún momento, no importa cuánto tiempo, fueron ocupadas o usurpadas al estado, a las comunidades de la sierra o a nativos  cuya  debilidad no les permitió mantenerlas. Allí está el origen no solo del conflicto armado sino también del ecológico.
Es difícil y complejo entender  lo que puede suceder en ese hermoso ecosistema del sur de la Guajira.  Hace cerca de 50 años conocí  el mar en las playas del Rodadero. Era un bello lugar, como lo que ahora están siendo urbanizados, con el mismo sentido de explotación: maximizar beneficio  del metro cuadrado. Densificar, es la orden que reciben diseñadores. Silencio ante la sobre carga de población y edificaciones es la respuesta de las autoridades. Poco a poco las playas cercanas a la Ciudad de Santa Marta han sido invadidas por ese criterio rentístico. Poco a poco cada uno de esos espacios se ira deteriorando en la misma dinámica que ha tenido el Rodadero en Santa Marta  o Bocagrande  en Cartagena.
En Palomino y playas cercanas pasara lo mismo. Al no ser zona de protección, sea reserva o parque natural, lo depredadores, casi siempre bogotanos o cachacos o ajenos al lugar, buscaran subir el precio del metro cuadrado, no sin antes legalizar la propiedad con argucias. Compraran con estratagemas legales tierras a nativos en miseria. La fragilidad y corrupción local e institucional, lo facilitara. Los fuertes intereses de alguno con poder legal o ilegal ejercerán la presión necesaria para que eso  produzca. Quiero creer que es distinto a lo que pasa en la altillanura pero la dinámica parece mostrar que estoy equivocado. Grandes extensiones de tierra que, en su origen, seguramente eran baldías serán explotadas, fraccionadas, urbanizadas, sin tener una visión ecológica. Igual que en la Altillanura el interés privado ira deteriorando el ecosistema.
 Palomino debe ser protegido y esa protección debe hacerse   por el camino legal. La protección de Palomino es esencial para la conservación de la Sierra, la protección de ésta, es esencial para la conservación y reproducción del sistema de aguas y este será especialmente estratégico para los habitantes de la Guajira. Simple.
Es urgente iniciar  un diálogo que permita, dejar bien claro, hacia donde se orientaran los recursos que el turismo, que crece producirá, pero, igualmente es urgente saber  cómo detener esa euforia turística que es posible que produzca un país sin conflicto armado pero con muchos conflictos sociales y sobre todo ecológicos. Una euforia de explotación del turismo como fuente de riqueza que podría generar igual o más daño que la minería. Debe establecerse un control riguroso. La vías 4 ISAGEN que se pretende construir reducirán el tiempo que los cachacos, casi siempre, depredadores, utilizaran para llegar a la Sierra. Llegaran cargados de botellas, bolsas plásticas, comida empacada y como ahora en las playa de Santa Marta, nada impedirá que las arrojen al mar.
Solicito información sobre acciones de corto, mediano y largo plazo se realizan para impedir, minimizar, reparar, restaurar los posibles  daños que se causan y se causaran.

Guillermo Solarte Lindo
Director
Corporación Misión Rural
Calle 40 No 26 A 55
Bogotá

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