lunes, 14 de marzo de 2016

Oasis de Optimismo: para la democracia y el posconflicto en Colombia.


Oasis de Optimismo: para  la democracia y el posconflicto en Colombia.

Otra  vez pensando, aunque  parezca inaudito, que las cosas en este país se pueden cambiar y que algo podría nacer del entusiasmo desinteresado. Mas allá de los espejos mágicos que responden con toda precisión  a la mentira exacta, más allá también de las varitas mágicas y las lámparas de Aladino y por supuesto, distantes de las promesas de los políticos en las carreras al poder, estaría la posibilidad de construir desde una mínima lucidez  colectiva pasarelas que unan en felices bodas la razón y la vida, distanciadas a la fuerza por la idea de los ejércitos como guardaespaldas del poder,  sacrificadas, razon y vida,  en los templos de la comunicación mediática y sus batallas de memes que como una tempestad de basura toxica  cae diariamente creando en todos la sensación equívoca de estar informados. 

Podria afirmar sin ningun temor, que es más importante, o si se prefiere prioritario, pensar el calentamiento comunicativo nacido en la mentira, que aquel  global surgido por ahora en una verdad a medias. No es iluso creer que la lluvia ácida producida en ambos calentamientos esta tan estrechamente relacionadas como el matrimonio indisoluble de ecologia y politica o economia.

Se con alguna certeza que las dicotomias, sobre todo las morales, estan en decadencia o  al menos cuestionadas como fuentes de interpretacion de la realidad.







Ustedes, se podrían preguntar en este instante hacia  donde voy, y mi respuesta no podría ser otra  que: no lo sé, pero no, voy a exponer la idea que sin nombre aun prefiero llamarla:





Oasis de Optimismo: para  la democracia y el postconflicto en Colombia.

La idea es  la constitución de grupos, o la inyeccion a los existentes  lo más alegres posible, que piensen sobre aspectos de la realidad política colombiana, sobre todo aquellos en los cuales el pesimismo ha logrado triunfar y que, desde una reflexión permanente, se avance en el descubrimiento de los nudos, obstáculos, abismos que no permiten ver con claridad las soluciones. Insistiría, en que combinar la acción con la reflexión es algo seductor, pero a la vez pensaría que es necesario avanzar un primer paso en la reflexión para desde allí iniciar el camino. Debemos estar atentos: los políticos  nos están vendiendo el desierto con éxito, hace mucho, por eso no vemos el oasis.

 

Pero como construir esos Oasis de Optimismo? Lo primero seria lograr delinear unos puntos de despegue a manera de interrogantes sobre cosas que angustian, Sobre aspectos de la vida que hacen que estemos de manera permanente situados en el borde del abismo. Al filo de la navaja. Con el agua en la nuca. Con la soga al cuello. Con la lengua a fuera. A punto de. Me salve por un pelo

Situaciones que nos sumergen en filosofías de la vida orientadas por los principios de: menos mal, mejor esto que aquello, sálvese quien pueda. 





Los Oasis de Optimismo serian entonces espacios o territorios o lugares en donde aquellos que quisieran trabajar podrían encontrar no solo una laguna cristalina en el desierto sino también las formas para que esa laguna nos alcance a todos. Nos quite la sed. Sea propiedad colectiva en donde no beba más el que más fuerza tiene. Tampoco el sitio en donde aquel que más vivo es quien  más logra. Tampoco una trampa mortal para aquellos que son distintos.



Pero entonces ¿qué es lo que angustia y para que irían al oasis aquellos que desean hacer parte de esos movimientos múltiples? Algo que alcanzo a entender en nuestras circunstancias actuales es que los oasis, son  necesario construirlos, encontrarlos, pero a la vez, es necesario alimentarlos con las ideas de todos para poder hacer de ellos lugares democráticos. Lugares de vida. Esto es lo que acerca el concepto de democracia a la vida o si se prefiere, a algo así como una bio política nacida de las entrañas de la acción humana. Acción que tiene tanto de pragmática como de hedonista.





 Podría uno pensar que, mas importante que beber del  agua del oasis, seria mantener el agua a punto de desbordarse. Eso es un trabajo colectivo sobre principios amistosos cercanos a la complicidad, a los mutualismos más humanos. Es reconocer que cuando el agua esta a punto de salirse de su cause la gota mas pequeña puede cumplir con esa fatídica misión. Los oasis podrían ser a la vez, causes para los pesimismos más acendrados y contenedores frágiles para los optimismos desbordados. En todo caso sitios en donde los conflictos y las tensiones producidas en los intercambios puedan transformarse en pequeños hilitos de agua que desembocan en el oasis.

En esos sitios que he llamado oasis de optimismo, la política es entendida como aquello que es del interés de todos y todas, y por eso es fácil identificar conductas que empujen al grupo hacia sus intereses individuales. O cazadores furtivos a la espera de que la manada se disperse.


A los oasis se llega a hablar, a conversar, a dialogar. Son sitios de la palabra y a diferencia de lo que muchos piensan de manera equivocada, la acción que más nos ha hecho falta a los colombianos es eso: hablar, dialogar.  Solo haciéndolo podemos aprender a hacerlo. Las transformaciones humanas y las revoluciones deben nacer de la fuente inagotable de las palabras acordadas. Del reconocimiento de que es necesario hablar muchísimo para poder avanzar. Un avance fundamental seria: a) empezar a descubrir la diferencia entre alegar y dialogar b) Entender la diferencia entre llegar a un acuerdo y derrotar al otro. ¿Sería difícil entender que en este caso, la derrota del otro no es un triunfo?

El trabajo de los oasis centraría su esfuerzo en eso: avanzar en las soluciones buscando conocer las razones por las cuales no hemos podido avanzar. Así, aunque parezca sencillo es más complejo de lo que parece.




Desde mi silla diría que unos de los aspectos de la vida diaria que asfixian y que debería ser objeto de reflexión de  uno de los posibles oasis seria El Trabajo. Habría que ver la manera como, a la palabra trabajo, se logra deslindarla de lo que es estrictamente empleo y encontrar o volver a valorar la actividad, el oficio por encima de las profesiones, de los títulos,  o por lo menos en el mismo nivel. No se trata solo o exclusivamente de tener un empleo o un ingreso sino que también se trataría de reconocer que los seres humanos aparte de querer trabajar queremos hacerlo en cosas que nos agradan y además  de querer tener un ingreso quisiéramos disfrutar los que hacemos. 





Debemos edificar entre todos, hombres y mujeres, los espacios democráticos que nos dejen ver con optimismo el futuro político. No podemos dejar nuestras briznas o migas de optimismo en lo políticos de siempre. Nuestras pequeñas ideas optimistas no pueden ser gestionadas electoralmente. Somos ciudadanía activa en la medida que logremos que nuestro optimismo no sea vendido en las campañas electorales.

Nuestras briznas de optimismo nacen de la idea de que del odio no puede nacer otra coa que amargura.

Un principio, creo que chino, que debería ser punto de partida de estos Oasis de Optimismo seria:
“De ti no hables ni bien ni mal, bien porque no te creería y mal porque te creerían inmediatamente”



1 comentario: