Desde
tiempos que mi memoria no alcanza precisar la estrategia política en el Cauca y
con el Cauca ha sido aplazar las soluciones. La clase política cierra los ojos
en tiempo de calma: “nada pasa” se
dice así misma y en tiempo de crisis, los políticos inician el camino para
convertirse en el mesías que rescataría ese territorio de las garras de algún perverso agente de la
delincuencia, de la rebelión, de la desadaptación o de la infiltración. Todos piensan que para solucionar los
problemas del departamento es necesario que intervengan los poderes centrales.
Es decir, la negociación debe hacerse
con el centro. ¡Ojala con la presidencia!, en eso parecen estar de
acuerdo todos.
Tesis uno:
Esto ha significado pérdida de autonomía
para tomar las decisiones o un aumento de la dependencia. Los políticos de
todos los partidos se identifican con este tipo de percepción que favorece, no
solo, su permanente reelección sino que también diluye su responsabilidad y
mirando al cielo se aferran a: Desde el
centro nos sacaran de la miseria. Así se logra desplazar la responsabilidad
hacia el centro. En esta realidad subyace la idea de que, al postergar la
solución de forma “inteligente”, el conflicto desaparece. El conflicto por la
tierra, por el territorio. ¿Pero es ese el problema?
Una segunda
tesis: allí como en gran parte del país ha habido una “postergación continua de
la democracia” a diferencia de algunos
amigos, entiendo que no es un problema del tipo: no nos han entregado más
democracia, sino del tipo: no hemos sido
capaces de construirla. Así de simple.
Salimos corriendo cada uno para su lado,
despavoridos de miedo hacemos de avestruces y enterramos cada vez con más
fuerza la cabeza en la tierra, es decir en el pasado. En la tierra y en el
pasado están escondidos todos los fantasmas que hacen muy difícil avanzar. Un
pasado repleto de incapacidad para saber que somos y aceptar lo que no somos.
Una tensión profunda y cultural en donde todos tienen una razón debajo del
brazo y podrían estar dispuestos a usar la fuerza para defenderla.
Hemos
perfeccionado hasta el milímetro la idea del enemigo. Los políticos, sagaces
negociadores del voto como sistema de perpetuación, utilizan la polarización para
mantener cautivos unos cuantos votos, presos de sus promesas. La cárcel de las
promesas que ha sido tan útil para esa postergación que hace pensar que todos
prefieren vivir con los ojos cerrados. Algunos por el odio, otros por la
insensatez, muchos por la torpeza y casi todos por el dominio de la estupidez.
En términos
muy amplios el poder central y también el poder político del departamento, suele ver la situación como la famosa frase
de Groucho Marx (el Marx bueno dicen los
del poder), citada por Zizek que parafraseo:” Esa gente puede que parezca idiota y se comporte como una idiota, pero
no se deje engañar, son idiotas.”
La supuesta superioridad moral del centro es
agobiante, tanto como su forma, calculada al milímetro, de entregar cosas para no perder el poder en
la periferia. Pero igual de agobiante es la manera persistente de acudir al
centro para resolver los problemas. Me da la sensación que de esta forma no
solo no se resuelve el problema, sino que también se consolida la idea de ser
menores de edad. Puede que eso sea lo que el poder quiere. Exactamente eso.
También avasalla la idea de caridad en
esta etapa del capitalismo cultural en donde todos recibirían lo justo y lo
justo es precisamente la idea dominante del derecho a pedir.
Los que tienen algún poder, sea político, sea religioso, sea
étnico, o económico o sea estatal en el
nivel local, es decir en el Cauca, hacen ver que es mejor solucionar lo
urgente: pedir algo: tierra, algo de poder, ministerios por ejemplo, dinero, regalías, silencio ante la corrupción
y el clientelismo. En este caso se podría hacer una analogía con las pirámides
del engaño económico que tuvieron tanto éxito hace no mucho tiempo, DMG por
ejemplo, con las organizaciones
políticas colombianas y con las caucanas específicamente: Ud. consigna su voto
y el político le promete un beneficio que nunca llegará. Quizá por esto tuvo
tanto éxito ese asunto de las pirámides allí. Los políticos juegan con su voto
como DMG jugaba con su dinero.
El poder
central, o se prefieren, la gran pirámide, siempre ha entregado exactamente lo suficiente
como para aplazar la solución del problema. O podría pensarse que así se
negocia la postergación del problema: utilizan aquella estrategia exitosa: “dejemos
que pase la tormenta”. Siempre mirará el poder central, con cierto desdén, a quien se la pasa pidiendo. Su posición en
muchos casos de la vida real es como otro viejo chiste citado por Zizec, sobre
un rico que le dice a su criado “Echa a
ese mendigo. Soy tan sensible que no soporto ver sufrir a la gente” La idea de caridad es consubstancial al
capitalismo cultural, ella hace de dispositivo de seguridad o si prefiere de
contención de la rebeldía.
Diría con
el temor de que los distintos intereses tergiversen la idea que: es mucho peor
la minoría de edad entendida como la incapacidad para solucionar los
problemas que la pobreza. Nunca se
terminara la desigualdad, la miseria, mientras nos sintamos menores de edad.
Así de simple.
Esa minoría
de edad se expresa de forma similar en todos. Los políticos buscan una
recompensa por postergar la solución, en acuerdo con ese gobierno
central, que sólo se da cuenta de los problemas cuando suena la campana para
iniciar una pelea que se repite
periódicamente. Lo políticos caucanos, siempre, se paran en la esquina del poder central y
hacen el papel de esperpentos de la democracia de representación. Muchas veces
tiran la toalla y gritan:” no se puede señor presidente ellos no quieren. O
están infiltrados”. Actúan buscando culpables para no asumir la responsabilidad
que tienen en la no solución del problema. ¡! Eso le gusta mucho al poder
central!!
También muchos de los políticos caucanos, ya
metidos en la institucionalidad central, piden en el momento en que suena la
campana, ser los delegados del centro para solucionar el problema, es decir
para su postergación. La cosa se repite de forma casi grotesca años tras año,
desde hace décadas, desde la constitución del 91 la promesa ha sido incumplida:
Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe 2 veces y Santos han actuado así: han entregado lo suficiente para apaciguar
los ánimos.
En la otra
esquina, muchos o casi todos encuentran exitosa la estrategia de siempre
recibir algo y todos piensan que reciben menos que el otro. Para unos, tierras,
para otros, dinero para proyectos, para otros, seguridad, vías de acceso,
también en esta esquina se piden puestos y se reciben favores del clientelismo.
El gobierno mira para los lados y dice;
esa gente del Cauca no se cansa de pedir. Nadie quiere hablar del problema real
o al menos el que yo creo que es fundamental
Podría
afirmar algo que encuentra resistencia: los que no dan casi nada, se comportan
igual que los que no reciben casi nada y, esto será así mientras la figura del
estado no sea rota de forma democrática y sus fragmentos se consoliden como
autonomía territoriales inteligentes: ¿Hacia un estado federal? ¿Hacia una
nación de naciones? ¿Hacia un estado de las autonomías?
Intentare
mostrar mi punto de vista de cuál es el problema en una síntesis.
Hace un
tiempo, cerca de diez años leí el texto de J.A. Marina que definía la
inteligencia como “la capacidad que tiene un sujeto para dirigir su
comportamiento, utilizando la información captada, aprendida, elaborada y
producida por el mismo” de igual manera afirmaría que una comunidad o sociedad,
por ejemplo, la caucana y patoja, es
inteligente o no en ese sentido. Aquí se
presenta una paradoja o ironía, útil
para entender lo que sucede: de tanto
utilizar de forma inadecuada la inteligencia esta termina convirtiéndose en el
mayor de los obstáculos.
Y ¿cuál es
entonces el problema? Unas
precisiones que eviten a algunos la crítica fácil:
Todo es
histórico, es decir hunde sus raíces en la construcción histórica de lo que hoy
existe en el Cauca. Desde esa idea del gran Cauca o la Provincia de Popayán el
territorio no se consolida, o mejor se expande y se contrae al vaivén de la
mediocridad política de liberales y conservadores en ese entonces y ahora los
mismos camuflados en siglas distintas que pretenden cambiar las cosas
dejándolas como están, es decir: CR, CD, PL, PC, PD, PU.
Lo caucano como una unidad no existe. Existe una inmensa diversidad en conflicto. Culturas originarias y culturas mestizas. Culturas que se alimentan de la tradición amerindia y culturas que beben de la cosa occidental, culturas que se nutren de la vida africana y claro fusiones también múltiples, que no se agotan en una u otra cultura. La pobreza en el Cauca es raíz de muchos problemas. La desigualdad y la injusticia son réplica exacta de lo que se vive en Colombia igualmente la presencia de droga, guerrilla, paramilitarismo, minería ilegal y demás.
El territorio es de quien lo habita. Territorios en donde domina lo originario, lo afro, lo mestizo y lo blanco. Cauca es un territorio en disputa en donde la tierra es parte del problema. Solo parte.
Entonces: El problema es un problema político en donde lo
esencial es la cuestión territorial. Los problemas territoriales en general tienen
que ver con los límites pero estos tienen sentido solo para ganar autonomía. Autonomía
política y cultural pero también económica.
Esos problemas
territoriales tienen que ver con el reconocimiento de las diferencias, con la
aceptación de distintas formas de ver la
vida y sobre todo con el respeto de esas diferencias. De la no aceptación de
las diferencias nacen los dogmas, los autoritarismos y claro muchas de las
guerras que ha habido en la historia de la humanidad.
¿Pero está
claro y aceptado por todos que lo que se busca es autonomía? Que la autonomía está en relación directa con
la capacidad que tengas no solo para tomar decisiones sino también para crear y
consolidar su propia economía, su propio sistema político. Algo que está claro
subyace en esto: la autonomía se alcanza superando la minoría de edad.
Transitando de la lucha por cosas por recursos a la lucha por esa autonomía.
Cauca como territorio en tensión multiétnica debe abordar con seriedad la
consolidación de su autonomía. Pero para dejar de ser menores de edad y no seguir
pidiendo, es mejor dialogar para definir límites. No se trata de dividir el
territorio, se trata de gestionar el conflicto reconociendo la diversidad, los
derechos pero, por encima de cualquier cosa: los deberes. El deber de llegar a un acuerdo entre las distintas partes sobre la ordenación del territorio, por ejemplo. También el deber de aceptar al otro en medio de las diferencias y en medio de los odios que se han construido por años y décadas de quererse silenciar mutuamente.
La solución
a los problemas territoriales, en los que está en juego la autonomía de un
pueblo, de una comunidad, de una sociedad está relacionada con la forma en que
funciona una democracia. Los límites en las sociedades modernas son esencia de
esa democracia. Se establecen a bala o con acuerdos. Por invasión o por
consenso. Que existan culturas distintas e intereses distintos obliga a que
exista un reconocimiento de todos. La dinámica social, política y cultural de
un territorio no se decide fuera de ese territorio, tampoco la económica.
Hay
resguardos, hay territorios afrocolombianos, hay una gran comunidad campesina y
hay propietarios de tierra blancos. Entre todos y sin políticos debería
construirse ese territorio deseado. Hay gente de derecha y de izquierdas. Todos
deben cooperar y todos deberían también
entender que ser menor de edad es algo que no es útil para alcanzar lo que se
desea.
Un inmenso pacto territorial nacido en la decidida vinculación de todos, un pacto territorial que se inicie en el reconocimiento de todos y dibuje un mapa que permita solucionar de una vez y para siempre el viejo conflicto conflicto.
Un inmenso pacto territorial nacido en la decidida vinculación de todos, un pacto territorial que se inicie en el reconocimiento de todos y dibuje un mapa que permita solucionar de una vez y para siempre el viejo conflicto conflicto.
Guillermo Solarte Lindo, un pensante que analiza y escribe sus análisis ligado a los problemas que como el bien llama son manejados como menores de edad, pr eso en síntesis real el Cauca ha estado estancado en el pozo del olvido por centurias, y ya llegamos a la mayoría de edad ahora sabemos pensar, dialogar y crear nuestra propias soluciones conflictos que no deberían detenernos en la mesa de recuperar la autonomía de seres entrados ya a la mayoría dude edad desde los últimos 207 años de vergüenza nacional y con el martirio de los hombres y mujeres mas brillantes de nuestra historia local y nacional, dei hora y de siempre !!
ResponderBorrarGracias por la lectura y el comentario, Cauca existira en la medida que superemos la minoria de edad, por cierto, un concepto que esta expuexto con claridad en el texto Que es la ilustracion ? De Kant
Borrareste comentario es de mi letra, firma Juan Andres Jaramillo salazar
ResponderBorrarQue bueno colocar este texto donde lo puedan leer los habitantes de Popayan y del Cauca.No ha pensado colocarlo en facebook por que en este sitio somos pocos los que podemos leer refexionar y actuar.Gracias
ResponderBorrarMuchas gracias por la lectura, lo pondré en Facebook
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarDr Solarte, gracias por reflexionar críticamente, por esa invitacion que nos hace a madurar nuestra relación con el Estado, que no es otra cosa que la expresión de nuestra capacidad o incapacidad de construir consensos fundamentales.
ResponderBorrarExacta radiografía de las causas del atraso postración y ruina del Cauca y Popayan Nadan en potencialidades. Nuestro recurso humano no es gestor ni ejecutivo.
BorrarPiensa en ganarse el quintico y no el billete.